Enseñanza Media
Enseñanza Media
Francisco Javier Chaín Revuelta
Toda clasificación y toda reforma es arbitraria. Heredamos en enseñanza la llamada “media” como etapa escolar destinada preferentemente a adolescentes. Destinada para satisfacer necesidades de formación general y/o necesidades ocupacionales. Las diferencias entre modalidades de la enseñanza media derivan de la importancia dada a tales necesidades. Posterior a la primaria y antes de la superior tiene mucha importancia para la vida social y por ello su historia es una crisis permanente.
Durante la colonia estuvo desvinculada de la enseñanza elemental. Se dispuso al servicio de una determinada clase social y estuvo organizada por las órdenes religiosas, no se distinguía entonces de la enseñanza universitaria. Los jesuitas obtuvieron en 1621, del Papa Gregorio XV, la facultad de conferir grados académicos a quienes hubieran cursado cinco años en sus colegios y se encontrasen a una distancia de 200 millas de la Universidad más próxima. Los dominicos habían obtenido desde 1588 una concesión semejante.
El contenido estaba determinado como en todos los niveles de enseñanza, por la filosofía cristiana medieval y por la pedagogía de los jesuitas. Era en cierto modo una educación humanista, el cuadro de estudios lo constituían las llamadas artes liberales, pero llevada más bien al tratamiento de las meras formas: el latín considerado no sólo como vehículo de expresión e instrumento de trabajo, sino como la sustancia misma de la enseñanza; la argumentación como el ejercicio esencial. No obstante, se reconoce que la eficacia de aquella enseñanza media estaba fincada en la firmeza de sus convicciones básicas, en la idea de que la verdadera preparación para la vida era una preparación moral, de que la virtud es la mejor garantía del buen ciudadano.
Esa firmeza es lo que se va perdiendo lentamente en las instituciones de la vida independiente del país. Los nuevos institutos y los colegios civiles cambiaron el contenido de la enseñanza, dando entrada a las doctrinas de la ciencia moderna y abandonando el plano de las tareas mas desinteresadas y formalistas para orientarse hacia realidades con un sentido de utilidad. Pero conservaron la misma función de clase que los colegios reales, ahora para preparar a los jóvenes que habían de constituir, primero la clientela de la universidad y después el grupo gobernante de la república.
Tal circunstancia, unida a la falta de vínculos con la enseñanza primaria y a la correspondiente cercanía de los estudios superiores, dio a la enseñanza media ese carácter de antesala de la universidad, de escuela “preparatoria” para las carreras liberales. Esta concepción encontró su expresión más clara en la Ley Orgánica de Educación de 1867 y, principalmente, en la de 1869 con su Reglamento que organizó, por un lado, la Secundaria para señoritas y, por otro la Escuela Nacional Preparatoria de cinco años, con bachilleratos especializados. Esta breve revisión histórica es con motivo del arbitrario acuerdo 384 de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que contiene la Reforma de la Educación Secundaria y (si le interesa conocer) fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el viernes 26 de mayo de 2006 donde lo aprueba y firma Reyes S. Támez cómo Secretario de Educación “Física” (una firma con todo el corte foxista)
fjchain@hotmail.com
Toda clasificación y toda reforma es arbitraria. Heredamos en enseñanza la llamada “media” como etapa escolar destinada preferentemente a adolescentes. Destinada para satisfacer necesidades de formación general y/o necesidades ocupacionales. Las diferencias entre modalidades de la enseñanza media derivan de la importancia dada a tales necesidades. Posterior a la primaria y antes de la superior tiene mucha importancia para la vida social y por ello su historia es una crisis permanente.
Durante la colonia estuvo desvinculada de la enseñanza elemental. Se dispuso al servicio de una determinada clase social y estuvo organizada por las órdenes religiosas, no se distinguía entonces de la enseñanza universitaria. Los jesuitas obtuvieron en 1621, del Papa Gregorio XV, la facultad de conferir grados académicos a quienes hubieran cursado cinco años en sus colegios y se encontrasen a una distancia de 200 millas de la Universidad más próxima. Los dominicos habían obtenido desde 1588 una concesión semejante.
El contenido estaba determinado como en todos los niveles de enseñanza, por la filosofía cristiana medieval y por la pedagogía de los jesuitas. Era en cierto modo una educación humanista, el cuadro de estudios lo constituían las llamadas artes liberales, pero llevada más bien al tratamiento de las meras formas: el latín considerado no sólo como vehículo de expresión e instrumento de trabajo, sino como la sustancia misma de la enseñanza; la argumentación como el ejercicio esencial. No obstante, se reconoce que la eficacia de aquella enseñanza media estaba fincada en la firmeza de sus convicciones básicas, en la idea de que la verdadera preparación para la vida era una preparación moral, de que la virtud es la mejor garantía del buen ciudadano.
Esa firmeza es lo que se va perdiendo lentamente en las instituciones de la vida independiente del país. Los nuevos institutos y los colegios civiles cambiaron el contenido de la enseñanza, dando entrada a las doctrinas de la ciencia moderna y abandonando el plano de las tareas mas desinteresadas y formalistas para orientarse hacia realidades con un sentido de utilidad. Pero conservaron la misma función de clase que los colegios reales, ahora para preparar a los jóvenes que habían de constituir, primero la clientela de la universidad y después el grupo gobernante de la república.
Tal circunstancia, unida a la falta de vínculos con la enseñanza primaria y a la correspondiente cercanía de los estudios superiores, dio a la enseñanza media ese carácter de antesala de la universidad, de escuela “preparatoria” para las carreras liberales. Esta concepción encontró su expresión más clara en la Ley Orgánica de Educación de 1867 y, principalmente, en la de 1869 con su Reglamento que organizó, por un lado, la Secundaria para señoritas y, por otro la Escuela Nacional Preparatoria de cinco años, con bachilleratos especializados. Esta breve revisión histórica es con motivo del arbitrario acuerdo 384 de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que contiene la Reforma de la Educación Secundaria y (si le interesa conocer) fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el viernes 26 de mayo de 2006 donde lo aprueba y firma Reyes S. Támez cómo Secretario de Educación “Física” (una firma con todo el corte foxista)
fjchain@hotmail.com